Cada proyecto de reforma es una oportunidad para transformar espacios y darles una nueva personalidad. El gran formato se ha convertido en tendencia porque une estética y funcionalidad, ofreciendo superficies continuas que multiplican la sensación de amplitud. No se trata solo de moda, sino de una solución práctica y duradera que está cambiando la manera en la que concebimos suelos y paredes.
1. Gran formato en suelos: continuidad y amplitud
Los pavimentos de gran formato crean una base uniforme, con menos juntas y una estética que invita al orden visual. Además, permiten jugar con estilos muy distintos:
Espacios minimalistas con superficies lisas y tonos neutros que amplían la luz natural.
Ambientes contemporáneos con acabados metálicos o efecto cemento, perfectos para viviendas urbanas.
Diseños que imitan piedra o mármol, ideales para quienes buscan un suelo impactante y atemporal.
Más allá del estilo, la ventaja está en la facilidad de limpieza: menos líneas de unión significan menos mantenimiento.
2. Gran formato en paredes: carácter en un solo gesto
Cuando hablamos de revestimientos, el gran formato convierte cualquier pared en un lienzo. Estas piezas permiten revestir desde baños hasta cocinas o salones sin necesidad de recargar con decoraciones adicionales. Algunas ideas:
Placas continuas que simulan materiales naturales como ónix o travertino.
Diseños gráficos sutiles que aportan movimiento y personalidad a la estancia.
Piezas de gran tamaño en acabado mate que transmiten sobriedad y elegancia.
Con una sola elección puedes definir el estilo completo del espacio.
3. Detalles que marcan la diferencia
El gran formato se complementa con elementos que lo potencian:
Iluminación lineal que resalta la continuidad de las piezas.
Mobiliario con líneas rectas que mantiene la armonía visual.
Contrastes en texturas suaves, como textiles o madera natural, que rompen la frialdad de las superficies lisas.
Cada detalle ayuda a que el gran formato luzca aún más, sin necesidad de sobrecargar.
4. Durabilidad y valor añadido
Además de su atractivo estético, el gran formato es una apuesta segura por su resistencia y longevidad. Se adapta tanto a interiores como a exteriores, manteniendo sus propiedades frente al paso del tiempo. Invertir en este tipo de superficies no solo eleva el diseño, sino que también aporta valor a la vivienda o al local reformado.